jueves, 7 de enero de 2010

CANCION DE AMOR


María Esther Mandujano.
( poeta de origen tabasqueño, pero residente

en Jalapa, Veracruz. 1965)

Pero no fue su risa que rompía en pedazos
El aire hasta hacerlo cascada de alegría.
Tampoco fue su andar desenfadado
Por las calles extrañables de Jalapa la bella,
Mientras buscábamos un trío en los rincones.
No fueron las serenatas con blancas mariposas,
Acompañado el trino de su voz, los aleteos.
Tampoco los poemas que decía a mi oído
A medianoche cuando el amor en vela cabalgaba
Sobre los mágicos parajes de la luna.
No fueron sus grandes ojos negros
Como el cielo de invierno en las lejanas
Highlands escocesas.
Sus luminosos ojos que me veían envuelta
Entre la gente en los días de plaza.
No fueron sus visitas al espejo
Para hacerse el bigote mi Narciso
Ni siquiera fueron tantas promesas
De tejernos una casa de ladrillos y piedras
De jardines con rosas y un perro que corriera
Cada vez que cruzáramos la cerca.
No fue nuestro común deseo de justicia.
Nuestro infantil deseo de ser buenos y justos
De buscar la verdad aun en la nada.
Ni que todos dijeran que no somos
El uno para el otro a pesar de no ser
El uno sin el otro.
Simplemente la tarde nos encontró
De frente al horizonte huérfanos,
Descalzos en la arena
Y en cuanto nos miramos a los ojos supimos,
Supe, que quería vivir ahí dentro de sus pupilas
Esperar el otoño en sus pupilas
Ver pasar el invierno en sus pupilas
Volver la primavera en sus pupilas.
Fue el instante preciso que nos pertenecía.
Fue en ese momento exacto al que pertenecimos
Repasando todas las emociones de una vida
En tan solo un instante, mientras juntos no vimos,
Juntos amalgamados, en medio del ALEPH de nuestra dicha.

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